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2ème année

FICHA REPASO

Culture Espagne

Definition

FRANQUISMO
Régimen político de carácter totalitario que fue implantado en España por el general Francisco Franco desde 1936 hasta su muerte en 1975.

La muerte del dictador Francisco Franco en 1975 marcó el inicio de la Transición española. En noviembre de 1975 Juan Carlos I fue proclamado rey de España y en 1976 Adolfo Suárez fue nombrado presidente del Gobierno. En 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas. El país dejó atrás treinta y siete años de dictadura franquista y se convirtió en un estado democrático con la Constitución de 1978 como norma fundamental. Tras las primeras elecciones constitucionales, Suárez formó su tercer Gobierno en abril de 1979.


Con la muerte de Franco y la disolución de las cortes franquistas, teniéndose como inevitable la transformación hacia la democracia, desde el propio régimen tomaron posiciones ante el cambio. No obstante, o por ello, fue un proceso azaroso, no exento de dificultades, jalonado por diversas conspiraciones y tramas golpistas que confluyeron en el 23F. Desde un primer momento, la Transición española contó con la clara oposición de sectores relacionados con el régimen franquista que la vieron como una amenaza para sus privilegios.2?


En este contexto se enmarca el golpe de Estado de 1981. Cuatro elementos generaron una tensión permanente:


Los problemas derivados de la crisis económica

Las dificultades para articular una nueva organización territorial del Estado

Las acciones terroristas protagonizadas por ETA

La resistencia a aceptar un sistema democrático de diversos grupos, incluidos sectores del ejército.


En Madrid, a las 18:23 horas, un numeroso grupo de guardias civiles a cuyo mando se encontraba el teniente coronel Antonio Tejero asaltó el Palacio de las Cortes durante la votación para la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo, hasta entonces vicepresidente segundo del Gobierno y diputado de la Unión de Centro Democrático (UCD). Los diputados y el Gobierno de España al completo fueron secuestrados en su interior.


La ciudad de Valencia fue ocupada militarmente, en virtud del estado de excepción proclamado por el teniente general Jaime Milans del Bosch, capitán general de la III región militar. Dos mil hombres y cincuenta carros de combate fueron desplegados en las calles de la ciudad.


A las 21 horas de ese mismo día, el diario El País pone en la calle una edición especial posicionándose contra el Golpe con el titular en primera plana: «El País, con la Constitución».1? A la una de la madrugada del 24 de febrero, el rey Juan Carlos I, vestido con uniforme de capitán general de los Ejércitos, se dirigió a la nación por televisión para situarse en contra de los golpistas y defender la Constitución española. Poco después, Milans dio la orden de regresar a sus unidades a los contingentes militares que ocupaban Valencia. El secuestro del Congreso terminó a mediodía del día 24.


El Tribunal Supremo condenó a 30 años de cárcel a Milans, Tejero y Alfonso Armada como principales responsables del golpe de Estado, que finalmente fueron reducidas por penas de entre uno y siete años, menos la de Tejero que duró quince años. En total doce miembros de las Fuerzas Armadas, diecisiete miembros de la Guardia Civil y un civil fueron condenados. Menos Tejero, todos los miembros fueron indultados o puestos en libertad antes del año 1990.



La Constitución Política de la Monarquía Española, más conocida como Constitución española de 1812 o Constitución de Cádiz,2? conocida popularmente como la Pepa,3?nota 1? fue promulgada por las Cortes Generales españolas reunidas extraordinariamente en Cádiz el 19 de marzo de 1812. Se le ha otorgado una gran importancia histórica por tratarse de la primera Constitución promulgada en España,nota 2? además de ser una de las más liberales de su tiempo.


Oficialmente estuvo en vigor solo dos años, desde su promulgación hasta su derogación en Valencia el 4 de mayo de 1814, tras el regreso a España de Fernando VII.5? Sin embargo, apenas si entró en vigor de facto, puesto que en su período de gestación buena parte de España se encontraba en manos del gobierno afrancesado de José I Bonaparte, otra en mano de juntas interinas más preocupadas en organizar su oposición a José I y el resto de los territorios de la Corona española, los virreinatos, se hallaban en un estado de confusión y vacío de poder causado por la guerra de Independencia. Posteriormente se volvió a aplicar desde el 8 de marzo de 1820, cuando en Madrid, Fernando VII es obligado a jurar la Constitución española de 1812, estando vigente durante el Trienio Liberal (1820-1823), así como durante un breve período en 1836-1837, bajo el gobierno progresista que preparaba la Constitución de 1837.


La Constitución establecía la soberanía en la Nación —ya no en el rey—, la monarquía constitucional, la separación de poderes,6?7? la limitación de los poderes del rey, el sufragio universal masculino indirecto, la libertad de imprenta, la libertad de industria, el derecho de propiedad o la fundamental abolición de los señoríos, entre otras cuestiones, por lo que «no incorporó una tabla de derechos y libertades, pero sí recogió algunos derechos dispersos en su articulado». Además, confirmaba la ciudadanía española para todos los nacidos en cualquier territorio de la corona española, prácticamente fundando un solo país junto a las provincias americanas, africanas y asiáticas.8?


Por el contrario, el texto consagraba a España como Estado confesional católico, prohibiendo expresamente en su artículo duodécimo cualquier otra confesión,y el rey lo seguía siendo «por la gracia de Dios y la Constitución».10?Este texto constitucional no contempló el reconocimiento de ningún derecho para las mujeres. Se le reconoce, en gran estima, su carácter liberal, su afán en la defensa de los derechos individuales, su posicionamiento en querer modificar caducas instituciones propias del Antiguo Régimen, y en general, de recoger medidas regeneradoras enfocadas, con espíritu idealista, en mejorar la sociedad.


Las bases del régimen franquista fueron, entre otras, el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria al considerar el dictador que la lucha partidista era ineficaz para el progreso del Estado.


A partir de las derrotas de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, el régimen se fue deshaciendo de su carácter profascista, aunque siguió utilizando su simbología. El franquismo tuvo que buscar nuevas alianzas internacionales, y fue disminuyendo el papel de la Falange en favor de otros grupos políticos.


En la década de 1960, aparte de romperse el aislamiento internacional del país, destacó, junto a la mantenida concentración de poderes en Franco, el protagonismo dentro del gobierno de los conocidos como tecnócratas del Opus Dei.2?


Durante los años del franquismo se mantuvieron una serie de fundamentos políticos e ideológicos, característicos algunos de los regímenes fascistas en general, y otros particulares de la versión española del fascismo, el franquismo; entre ellos:


Anticomunismo. Se oponía por completo al comunismo y, de hecho, a toda ideología de izquierdas, ya sea la izquierda radical revolucionaria o la burguesía democrática progresista. Algunos lemas del franquismo reflejan esta idea, como «el Centinela de Occidente», vigilando que el comunismo no llegara a España ni al resto de Occidente.

Antiliberalismo. El franquismo es un sistema completamente opuesto a toda clase de libertad política o social; por lo tanto se opone a la democracia, a la separación de poderes, a que la soberanía nacional resida en el pueblo, etc.

Antiparlamentarismo. Debido a la creencia de Franco de que la democracia liberal y los partidos políticos habían causado la decadencia en España, se sustituyó la democracia parlamentaria por la «democracia orgánica», un sistema pseudodemocrático sujeto, en realidad, a la voluntad de Franco mantenida hasta su muerte.

Autoritarismo. El régimen de Franco intentó introducirse y dominar todos los aspectos de la vida nacional y social mediante una serie de organizaciones de encuadramiento social dirigidas principalmente por la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS).

Nacionalismo. El régimen de Franco se sustentó en la divulgación de la idea del régimen como responsable y causante de mantener la unidad nacional; la prohibición y persecución de grupos independentistas regionalistas, así como la limitación de algunas costumbres regionales y la intervención de instituciones locales mediante la remoción de integrantes y dirigentes por líderes afines al régimen.

El historiador Javier Tusell señala en su obra Historia de España en el siglo XX (1999) en relación a la ideología del régimen3?:


Si la voluntad fascistizadora, sin duda, existía, cabe preguntarse, sin embargo, por qué no sólo no triunfó, sino por qué estuvo siempre muy lejos de conseguirlo. Por supuesto, la respuesta a esta pregunta se encuentra en la dinámica política, es decir, en la propia evolución de los acontecimientos en los que, como hemos visto, se entrelazó estrechamente la política interna con la situación internacional. En suma, la fascistización del régimen sólo hubiera sido posible en el caso de que la España de Franco hubiera decidido intervenir en la guerra mundial al lado del Eje; eso hubiera traído, con toda probabilidad, una modificación paralela de sus estructuras políticas definitiva e irreversible.

Javier Tusell, Historia de España en el siglo XX. III. La dictadura de Franco (1999)3?

El historiador estadounidense Stanley G. Payne en su libro El fascismo (1982) califica al franquismo de 1939 a 1945 de «semifascista» y a partir de la segunda fecha en adelante de «autoritario burocrático»4?:


Es innegable que el franquismo inicialmente contenía un importante componente de fascismo; pero estaba tan limitado en el marco de una estructura derechista, pretoriana, católica y semipluralista que probablemente sería más exacto aplicarle la categoría de «semifascista». (...) A finales de 1945, España había avanzado bastante en el proceso de transición de un Estado semifascista y parcialmente movilizado a un régimen «autoritario burocrático», corporativista y no movilizado.

Stanley G. Payne, El fascismo (1982)4?

Simbología del franquismo[editar]

Véase también: Simbología del franquismo

Desde principios del régimen, se comenzaron a adoptar una serie de símbolos, uniformes, etc., de inspiración fascista o nazi, similares a los que se usaron en Italia o Alemania.


Nacionalcatolicismo. El régimen estaba estrechamente relacionado con la Iglesia católica y muy especialmente con el ultramontanismo. El clericalismo católico controlaba en gran medida la sociedad mediante la censura, la prensa, el código penal, etc. El nacionalcatolicismo fue el principio ideológico que actuó de soporte para fundamentar la depuración que se llevó a cabo para purgar el Estado republicano de desafectos hacia los principios del Movimiento Nacional, fue especialmente intensa la depuración del magisterio.

Nacionalismo esencialista y centralismo. Opuesto a:

Cualquier tipo de nacionalismo (incluso al nacionalismo liberal español) que amenace la unidad de la nación española o ponga en cuestión la existencia intemporal de la nación y sus esencias ancestrales e imperecederas (el idioma, la cultura, la historia, la religión y la raza).

A cualquier forma de autogobierno regional. Durante las dos primeras décadas de la dictadura se prohibió y persiguió el uso en público de otras lenguas (catalán, gallego, asturiano, euskera...), una política de represión que se suavizó a partir de la década de 1960. Asimismo, se prohibieron las banderas y demás símbolos nacionalistas, a excepción de los de la nación española, según los modelos franquistas. El centralismo político y administrativo sólo toleró como excepciones el trato diferenciado dispensado a Navarra y a Álava como contraprestación por el apoyo brindado a Franco por los carlistas durante la guerra.

Tradicionalismo. Durante la dictadura se exaltaban las tradiciones y los viejos símbolos, rememorando continuamente la edad de oro de España, los Reyes Católicos o los fueros (contrapuestos a constituciones modernas).

Militarismo. El Ejército fue considerado garante y defensor de las esencias patrias.

Partido único. Sólo se permitió la existencia de la FET y de las JONS, más tarde rebautizado como Movimiento Nacional (1958), a partir de la unión de la Falange Española (fundada por José Antonio Primo de Rivera) y la Comunión Tradicionalista de los carlistas. El resto de partidos fueron puestos fuera de la ley.

Corporativismo sindical. con el Fuero del Trabajo se prohíben, al igual que los partidos, los sindicatos de trabajadores o patronos, y se crea en cambio el Sindicato Vertical, regulado desde el gobierno.

Control de los medios de comunicación. Bien a través de la censura, bien a través del control de otros medios de comunicación como Radio Nacional de España, Radiotelevisión Española y otros periódicos como El Alcázar, el Diario Arriba (oficial del régimen) y otros.

Influencia en las familias. A través de diversas organizaciones de FET y de las JONS, con el objeto de difundir, en la mayoría de los casos, determinados principios ideológicos conservadores. Algunos ejemplos de instituciones que operaron en este sentido fueron la Sección Femenina, el Frente de Juventudes, la FEN, la OJE, etc.

Culto al Caudillo. Se impuso una exaltación de su persona, usando apodos como «Caudillo»; «Salvador de España»; «la espada más limpia de Europa»; «el centinela de Occidente»...

Bases políticas del régimen[editar]

El sistema político se basó en la dictadura del partido único, el Movimiento Nacional, heredero de FET y de las JONS (1937).


Dentro de una completa subordinación al «Caudillo», hubo diferentes «familias» o grupos —nunca partidos— con diversa sensibilidad política. Cada una trató de influir en las decisiones del dictador, y la habilidad de éste consistió en confiarles parcelas de poder convenientemente medidas, apoyarse sucesivamente en una familia u otra según conviniera en cada momento, desplazando del primer plano (sin dejar de contar con ellas) a las que se hacían incómodas por alguna razón interna o externa y garantizarse de esa manera su presencia indiscutida en el poder. Cuando estalló algún escándalo que podía atribuirse de algún modo a los recelos entre las familias (como el caso MATESA), Franco optaba por soluciones expeditivas y salomónicas («castigar» a ambas partes, de forma paternalista). Eran habituales las expresiones de Franco en que despreciaba la actividad política (propia de «politicastros»), e incluso ninguneaba a sus propios ministros, haciéndose célebre su consejo: «haga como yo, no se meta en política».5?


Falange


Yugo y flechas para camisa. Años 1940.

Artículo principal: Falange Española

Sus miembros eran conocidos como «nacionalsindicalistas», «azules» o, sencillamente, «falangistas». Los llamados «camisas viejas» de la Falange original de José Antonio Primo de Rivera muy pronto empezaron a recelar de los «camisas nuevas» incorporados tras las elecciones de febrero de 1936 y, sobre todo, en la Guerra Civil, cuando el decreto de unificación suprimió todos los partidos reuniendo a todos los que apoyaron el Alzamiento Nacional en el partido único FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), que constituía la cúspide del Movimiento Nacional al servicio del liderazgo absoluto de Franco.6? El partido único aspiraba a controlar la vida social y económica a través del resto de las instituciones del Movimiento: Frente de Juventudes, Sección Femenina, Sindicato Vertical, Auxilio Social, etc.


La presencia de los personajes más identificados con la Falange (como es el caso de su presidente, Ramón Serrano Súñer, cuñado de Franco y llamado popularmente el «Cuñadísimo») fue importante hasta que la derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial los llevó a un papel más secundario. Dentro del gobierno desempeñaron las carteras sociales, como el Ministerio de Trabajo, el de Vivienda y el de Agricultura, además del Ministro-Secretario General del Movimiento (miembro nato del gobierno, aunque sujeto también a la designación por parte del Caudillo). En el primer franquismo alcanzaron un 37,9 % de los ministerios y un 30,3 % de los altos cargos de la administración. Un ejemplo notable fue José Antonio Girón de Velasco, el ministro más joven (30 años) y uno de los que duró más en el gobierno (1941-1957). Otro nombre destacable fue José Luis Arrese.7? También hubo «aperturistas» procedentes de la familia azul, como quien finalmente llevó a cabo la transición democrática, Adolfo Suárez. Esa pluralidad se podía observar en las publicaciones afines: el diario El Alcázar (que, tras distintas orientaciones, desde 1968 expresó las opiniones de lo que se denominó el «búnker» —sector que aglutinaba a la derecha más extrema), el oficialista Diario Arriba y el más aperturista Diario Pueblo (cercano a los sindicatos verticales y dirigido por Emilio Romero).


Ejército

Los militares, completamente subordinados a Franco, tuvieron prestigio y poder político. Franco se rodeó siempre de colaboradores militares, algunos de ellos desde su época de la guerra de África (llamados «africanistas»). El más representativo históricamente fue el almirante Carrero Blanco, cercano a los «católicos», que llegó a sustituir al propio Franco al frente del Gobierno con el cargo de Presidente en 1973. Otro fue el general Agustín Muñoz Grandes, que dirigió la División Azul y era muy cercano a los «azules». Otros militares tenían simpatías monárquicas. En la primera época acaparaban buena parte del aparato del Estado: 42,8 % de los ministerios, 37,3 % de las subsecretarías y 27,8 % de las direcciones generales. Aparte de los tres ministerios militares para cada ejército (Tierra, Mar y Aire), les solía corresponder el de Gobernación.8?


Nacionalcatolicismo

Artículo principal: Nacionalcatolicismo


Valle de los Caídos, monumento franquista de carácter religioso en el cual yace Primo de Rivera.

Desde el comienzo del franquismo, la Asociación Católica Nacional de Propagandistas demostró mucha actividad, dirigida por los obispos y especialmente por la figura de Ángel Herrera Oria, que controlaba también la prensa católica (Diario Ya). Esta «familia» tenía una especial relación con el exterior, por su vinculación con la Santa Sede y las democracias cristianas europeas. Controlaban el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Educación. Un buen ejemplo fue Joaquín Ruiz-Giménez. La ACNdP también controló el sistema de represión franquista durante el final de la guerra y la posguerra en España: Los dos primeros ministros de Justicia (Tomás Domínguez y Esteban Bilbao) y el primer director general de prisiones de la Dictadura (Máximo Cuervo) fueron propagandistas.9?


A partir de 1957 accedieron al gobierno los ministros económicos (denominados «tecnócratas») procedentes del Opus Dei (congregación religiosa fundada por José María Escrivá de Balaguer), y protegidos por Luis Carrero Blanco: Mariano Navarro Rubio y Alberto Ullastres, responsables del Plan de Estabilización de 1959 y el desarrollismo posterior.


La renovación de la Iglesia católica en el Concilio Vaticano II propició un distanciamiento con el régimen español de una parte de la jerarquía eclesiástica, dirigida por el cardenal Vicente Enrique y Tarancón. Llegó a ser muy evidente en el conflicto con Antonio Añoveros Ataún, obispo de Bilbao.


Carlismo[editar]

Artículo principal: Carlismo

Los tradicionalistas o carlistas perdieron gran parte de su relevancia política en cuanto acabó la guerra. No obstante, mantuvieron ciertas cotas de poder. El área que se les confiaba era el Ministerio de Justicia y la presidencia de las Cortes. Ejemplo de ello fueron Esteban de Bilbao Eguía y Antonio Iturmendi Bañales, ambos ministros de justicia y presidentes de las Cortes Españolas.


Juanismo y juancarlismo[editar]

Los monárquicos, identificables con «derechas», y procedentes de la CEDA, el partido de José María Gil-Robles, que había contemporizado con la Segunda República. Su órgano de expresión era el periódico ABC, de la familia Luca de Tena. Sus relaciones con el régimen pasaron sucesivamente por acercamientos y distanciamientos (en contadas ocasiones, llegando a algún tipo de represión, como alguna censura periodística -llegando a ser secuestrada la edición en 1966- o el destierro de los que acudieron al llamado Contubernio de Múnich -1962-), al igual que la relación ambigua que mantuvieron el general Franco y el pretendiente a la corona, Juan de Borbón, que se mantuvo exiliado en Estoril, desde donde mantenía un consejo privado en el que se incluían personajes destacados de la dictadura, como José María Pemán o Pedro Sainz Rodríguez.10?


España se definió en las Leyes Fundamentales como un reino, pero Franco se negó a ceder la jefatura del Estado o designar sucesor como preveía la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (votada en referéndum en 1947, en un acto de legitimación de masas del franquismo), y mucho menos a un personaje en quien no confiaba, el conde de Barcelona (título medieval de soberanía, vinculado a la corona de España que usaba Juan de Borbón), a pesar de ser el heredero del rey anterior (Alfonso XIII).


Mientras tanto, su hijo Juan Carlos estaba siendo educado en España separado de su padre. Finalmente quien obtuvo la designación fue Juan Carlos, en 1969 y tras una prolongada espera, no sin signos inquietantes de que podía optarse por cualquier otro «príncipe de sangre real» (como Alfonso de Borbón Dampierre, primo de Juan Carlos, que contrajo matrimonio con Carmen Martínez-Bordiú Franco, nieta del dictador, y que reclamó simultáneamente sus derechos legítimos sobre el trono de Francia). En la enfermedad final de Franco, Juan Carlos, titulado príncipe de España, llegó a ocupar interinamente la jefatura del Estado en 1974, que le fue retirada como consecuencia de una transitoria mejoría del «Caudillo». En este contexto, se refirió al dictador como «figura decisiva históricamente y políticamente para España» o que «para mi es un ejemplo, día a día por su desempeño patriótico al servicio de España, y además tengo un afecto y admiración muy grande para él».11?


Además, hubo de jurar lealtad a los principios del Movimiento Nacional tanto en su designación como príncipe en 1969 como en su proclamación real tras la muerte de Franco en noviembre de 1975 mientras que en su primer discurso navideño habló de su «tristeza» ante la pérdida del «Generalísimo» y su «respeto y admiración» hacia él.12?Tras unos primeros meses en los que mantuvo una apariencia de continuismo, en julio de 1976 destituyó a Carlos Arias Navarro, presidente del Consejo de Ministros, ante su negativa a introducir reformas y fue sustituido por Adolfo Suárez, también procedente del aparato franquista pero favorable al restablecimiento de la democracia.



A retenir :

Épreuve le lundi 07.06 a 11:30 examenlce.parisnanterre
https://www.rtve.es/alacarta/videos/memoria-de-espana/memoria-espana-franco-franco-franco/1505495/
https://www.rtve.es/alacarta/videos/memoria-de-espana/memoria-espana-espana-libertad/1506079/
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FRANQUISMO
Régimen político de carácter totalitario que fue implantado en España por el general Francisco Franco desde 1936 hasta su muerte en 1975.

La muerte del dictador Francisco Franco en 1975 marcó el inicio de la Transición española. En noviembre de 1975 Juan Carlos I fue proclamado rey de España y en 1976 Adolfo Suárez fue nombrado presidente del Gobierno. En 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas. El país dejó atrás treinta y siete años de dictadura franquista y se convirtió en un estado democrático con la Constitución de 1978 como norma fundamental. Tras las primeras elecciones constitucionales, Suárez formó su tercer Gobierno en abril de 1979.


Con la muerte de Franco y la disolución de las cortes franquistas, teniéndose como inevitable la transformación hacia la democracia, desde el propio régimen tomaron posiciones ante el cambio. No obstante, o por ello, fue un proceso azaroso, no exento de dificultades, jalonado por diversas conspiraciones y tramas golpistas que confluyeron en el 23F. Desde un primer momento, la Transición española contó con la clara oposición de sectores relacionados con el régimen franquista que la vieron como una amenaza para sus privilegios.2?


En este contexto se enmarca el golpe de Estado de 1981. Cuatro elementos generaron una tensión permanente:


Los problemas derivados de la crisis económica

Las dificultades para articular una nueva organización territorial del Estado

Las acciones terroristas protagonizadas por ETA

La resistencia a aceptar un sistema democrático de diversos grupos, incluidos sectores del ejército.


En Madrid, a las 18:23 horas, un numeroso grupo de guardias civiles a cuyo mando se encontraba el teniente coronel Antonio Tejero asaltó el Palacio de las Cortes durante la votación para la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo, hasta entonces vicepresidente segundo del Gobierno y diputado de la Unión de Centro Democrático (UCD). Los diputados y el Gobierno de España al completo fueron secuestrados en su interior.


La ciudad de Valencia fue ocupada militarmente, en virtud del estado de excepción proclamado por el teniente general Jaime Milans del Bosch, capitán general de la III región militar. Dos mil hombres y cincuenta carros de combate fueron desplegados en las calles de la ciudad.


A las 21 horas de ese mismo día, el diario El País pone en la calle una edición especial posicionándose contra el Golpe con el titular en primera plana: «El País, con la Constitución».1? A la una de la madrugada del 24 de febrero, el rey Juan Carlos I, vestido con uniforme de capitán general de los Ejércitos, se dirigió a la nación por televisión para situarse en contra de los golpistas y defender la Constitución española. Poco después, Milans dio la orden de regresar a sus unidades a los contingentes militares que ocupaban Valencia. El secuestro del Congreso terminó a mediodía del día 24.


El Tribunal Supremo condenó a 30 años de cárcel a Milans, Tejero y Alfonso Armada como principales responsables del golpe de Estado, que finalmente fueron reducidas por penas de entre uno y siete años, menos la de Tejero que duró quince años. En total doce miembros de las Fuerzas Armadas, diecisiete miembros de la Guardia Civil y un civil fueron condenados. Menos Tejero, todos los miembros fueron indultados o puestos en libertad antes del año 1990.



La Constitución Política de la Monarquía Española, más conocida como Constitución española de 1812 o Constitución de Cádiz,2? conocida popularmente como la Pepa,3?nota 1? fue promulgada por las Cortes Generales españolas reunidas extraordinariamente en Cádiz el 19 de marzo de 1812. Se le ha otorgado una gran importancia histórica por tratarse de la primera Constitución promulgada en España,nota 2? además de ser una de las más liberales de su tiempo.


Oficialmente estuvo en vigor solo dos años, desde su promulgación hasta su derogación en Valencia el 4 de mayo de 1814, tras el regreso a España de Fernando VII.5? Sin embargo, apenas si entró en vigor de facto, puesto que en su período de gestación buena parte de España se encontraba en manos del gobierno afrancesado de José I Bonaparte, otra en mano de juntas interinas más preocupadas en organizar su oposición a José I y el resto de los territorios de la Corona española, los virreinatos, se hallaban en un estado de confusión y vacío de poder causado por la guerra de Independencia. Posteriormente se volvió a aplicar desde el 8 de marzo de 1820, cuando en Madrid, Fernando VII es obligado a jurar la Constitución española de 1812, estando vigente durante el Trienio Liberal (1820-1823), así como durante un breve período en 1836-1837, bajo el gobierno progresista que preparaba la Constitución de 1837.


La Constitución establecía la soberanía en la Nación —ya no en el rey—, la monarquía constitucional, la separación de poderes,6?7? la limitación de los poderes del rey, el sufragio universal masculino indirecto, la libertad de imprenta, la libertad de industria, el derecho de propiedad o la fundamental abolición de los señoríos, entre otras cuestiones, por lo que «no incorporó una tabla de derechos y libertades, pero sí recogió algunos derechos dispersos en su articulado». Además, confirmaba la ciudadanía española para todos los nacidos en cualquier territorio de la corona española, prácticamente fundando un solo país junto a las provincias americanas, africanas y asiáticas.8?


Por el contrario, el texto consagraba a España como Estado confesional católico, prohibiendo expresamente en su artículo duodécimo cualquier otra confesión,y el rey lo seguía siendo «por la gracia de Dios y la Constitución».10?Este texto constitucional no contempló el reconocimiento de ningún derecho para las mujeres. Se le reconoce, en gran estima, su carácter liberal, su afán en la defensa de los derechos individuales, su posicionamiento en querer modificar caducas instituciones propias del Antiguo Régimen, y en general, de recoger medidas regeneradoras enfocadas, con espíritu idealista, en mejorar la sociedad.


Las bases del régimen franquista fueron, entre otras, el nacionalismo español, el catolicismo, el fascismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar totalitaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria al considerar el dictador que la lucha partidista era ineficaz para el progreso del Estado.


A partir de las derrotas de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, el régimen se fue deshaciendo de su carácter profascista, aunque siguió utilizando su simbología. El franquismo tuvo que buscar nuevas alianzas internacionales, y fue disminuyendo el papel de la Falange en favor de otros grupos políticos.


En la década de 1960, aparte de romperse el aislamiento internacional del país, destacó, junto a la mantenida concentración de poderes en Franco, el protagonismo dentro del gobierno de los conocidos como tecnócratas del Opus Dei.2?


Durante los años del franquismo se mantuvieron una serie de fundamentos políticos e ideológicos, característicos algunos de los regímenes fascistas en general, y otros particulares de la versión española del fascismo, el franquismo; entre ellos:


Anticomunismo. Se oponía por completo al comunismo y, de hecho, a toda ideología de izquierdas, ya sea la izquierda radical revolucionaria o la burguesía democrática progresista. Algunos lemas del franquismo reflejan esta idea, como «el Centinela de Occidente», vigilando que el comunismo no llegara a España ni al resto de Occidente.

Antiliberalismo. El franquismo es un sistema completamente opuesto a toda clase de libertad política o social; por lo tanto se opone a la democracia, a la separación de poderes, a que la soberanía nacional resida en el pueblo, etc.

Antiparlamentarismo. Debido a la creencia de Franco de que la democracia liberal y los partidos políticos habían causado la decadencia en España, se sustituyó la democracia parlamentaria por la «democracia orgánica», un sistema pseudodemocrático sujeto, en realidad, a la voluntad de Franco mantenida hasta su muerte.

Autoritarismo. El régimen de Franco intentó introducirse y dominar todos los aspectos de la vida nacional y social mediante una serie de organizaciones de encuadramiento social dirigidas principalmente por la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS).

Nacionalismo. El régimen de Franco se sustentó en la divulgación de la idea del régimen como responsable y causante de mantener la unidad nacional; la prohibición y persecución de grupos independentistas regionalistas, así como la limitación de algunas costumbres regionales y la intervención de instituciones locales mediante la remoción de integrantes y dirigentes por líderes afines al régimen.

El historiador Javier Tusell señala en su obra Historia de España en el siglo XX (1999) en relación a la ideología del régimen3?:


Si la voluntad fascistizadora, sin duda, existía, cabe preguntarse, sin embargo, por qué no sólo no triunfó, sino por qué estuvo siempre muy lejos de conseguirlo. Por supuesto, la respuesta a esta pregunta se encuentra en la dinámica política, es decir, en la propia evolución de los acontecimientos en los que, como hemos visto, se entrelazó estrechamente la política interna con la situación internacional. En suma, la fascistización del régimen sólo hubiera sido posible en el caso de que la España de Franco hubiera decidido intervenir en la guerra mundial al lado del Eje; eso hubiera traído, con toda probabilidad, una modificación paralela de sus estructuras políticas definitiva e irreversible.

Javier Tusell, Historia de España en el siglo XX. III. La dictadura de Franco (1999)3?

El historiador estadounidense Stanley G. Payne en su libro El fascismo (1982) califica al franquismo de 1939 a 1945 de «semifascista» y a partir de la segunda fecha en adelante de «autoritario burocrático»4?:


Es innegable que el franquismo inicialmente contenía un importante componente de fascismo; pero estaba tan limitado en el marco de una estructura derechista, pretoriana, católica y semipluralista que probablemente sería más exacto aplicarle la categoría de «semifascista». (...) A finales de 1945, España había avanzado bastante en el proceso de transición de un Estado semifascista y parcialmente movilizado a un régimen «autoritario burocrático», corporativista y no movilizado.

Stanley G. Payne, El fascismo (1982)4?

Simbología del franquismo[editar]

Véase también: Simbología del franquismo

Desde principios del régimen, se comenzaron a adoptar una serie de símbolos, uniformes, etc., de inspiración fascista o nazi, similares a los que se usaron en Italia o Alemania.


Nacionalcatolicismo. El régimen estaba estrechamente relacionado con la Iglesia católica y muy especialmente con el ultramontanismo. El clericalismo católico controlaba en gran medida la sociedad mediante la censura, la prensa, el código penal, etc. El nacionalcatolicismo fue el principio ideológico que actuó de soporte para fundamentar la depuración que se llevó a cabo para purgar el Estado republicano de desafectos hacia los principios del Movimiento Nacional, fue especialmente intensa la depuración del magisterio.

Nacionalismo esencialista y centralismo. Opuesto a:

Cualquier tipo de nacionalismo (incluso al nacionalismo liberal español) que amenace la unidad de la nación española o ponga en cuestión la existencia intemporal de la nación y sus esencias ancestrales e imperecederas (el idioma, la cultura, la historia, la religión y la raza).

A cualquier forma de autogobierno regional. Durante las dos primeras décadas de la dictadura se prohibió y persiguió el uso en público de otras lenguas (catalán, gallego, asturiano, euskera...), una política de represión que se suavizó a partir de la década de 1960. Asimismo, se prohibieron las banderas y demás símbolos nacionalistas, a excepción de los de la nación española, según los modelos franquistas. El centralismo político y administrativo sólo toleró como excepciones el trato diferenciado dispensado a Navarra y a Álava como contraprestación por el apoyo brindado a Franco por los carlistas durante la guerra.

Tradicionalismo. Durante la dictadura se exaltaban las tradiciones y los viejos símbolos, rememorando continuamente la edad de oro de España, los Reyes Católicos o los fueros (contrapuestos a constituciones modernas).

Militarismo. El Ejército fue considerado garante y defensor de las esencias patrias.

Partido único. Sólo se permitió la existencia de la FET y de las JONS, más tarde rebautizado como Movimiento Nacional (1958), a partir de la unión de la Falange Española (fundada por José Antonio Primo de Rivera) y la Comunión Tradicionalista de los carlistas. El resto de partidos fueron puestos fuera de la ley.

Corporativismo sindical. con el Fuero del Trabajo se prohíben, al igual que los partidos, los sindicatos de trabajadores o patronos, y se crea en cambio el Sindicato Vertical, regulado desde el gobierno.

Control de los medios de comunicación. Bien a través de la censura, bien a través del control de otros medios de comunicación como Radio Nacional de España, Radiotelevisión Española y otros periódicos como El Alcázar, el Diario Arriba (oficial del régimen) y otros.

Influencia en las familias. A través de diversas organizaciones de FET y de las JONS, con el objeto de difundir, en la mayoría de los casos, determinados principios ideológicos conservadores. Algunos ejemplos de instituciones que operaron en este sentido fueron la Sección Femenina, el Frente de Juventudes, la FEN, la OJE, etc.

Culto al Caudillo. Se impuso una exaltación de su persona, usando apodos como «Caudillo»; «Salvador de España»; «la espada más limpia de Europa»; «el centinela de Occidente»...

Bases políticas del régimen[editar]

El sistema político se basó en la dictadura del partido único, el Movimiento Nacional, heredero de FET y de las JONS (1937).


Dentro de una completa subordinación al «Caudillo», hubo diferentes «familias» o grupos —nunca partidos— con diversa sensibilidad política. Cada una trató de influir en las decisiones del dictador, y la habilidad de éste consistió en confiarles parcelas de poder convenientemente medidas, apoyarse sucesivamente en una familia u otra según conviniera en cada momento, desplazando del primer plano (sin dejar de contar con ellas) a las que se hacían incómodas por alguna razón interna o externa y garantizarse de esa manera su presencia indiscutida en el poder. Cuando estalló algún escándalo que podía atribuirse de algún modo a los recelos entre las familias (como el caso MATESA), Franco optaba por soluciones expeditivas y salomónicas («castigar» a ambas partes, de forma paternalista). Eran habituales las expresiones de Franco en que despreciaba la actividad política (propia de «politicastros»), e incluso ninguneaba a sus propios ministros, haciéndose célebre su consejo: «haga como yo, no se meta en política».5?


Falange


Yugo y flechas para camisa. Años 1940.

Artículo principal: Falange Española

Sus miembros eran conocidos como «nacionalsindicalistas», «azules» o, sencillamente, «falangistas». Los llamados «camisas viejas» de la Falange original de José Antonio Primo de Rivera muy pronto empezaron a recelar de los «camisas nuevas» incorporados tras las elecciones de febrero de 1936 y, sobre todo, en la Guerra Civil, cuando el decreto de unificación suprimió todos los partidos reuniendo a todos los que apoyaron el Alzamiento Nacional en el partido único FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), que constituía la cúspide del Movimiento Nacional al servicio del liderazgo absoluto de Franco.6? El partido único aspiraba a controlar la vida social y económica a través del resto de las instituciones del Movimiento: Frente de Juventudes, Sección Femenina, Sindicato Vertical, Auxilio Social, etc.


La presencia de los personajes más identificados con la Falange (como es el caso de su presidente, Ramón Serrano Súñer, cuñado de Franco y llamado popularmente el «Cuñadísimo») fue importante hasta que la derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial los llevó a un papel más secundario. Dentro del gobierno desempeñaron las carteras sociales, como el Ministerio de Trabajo, el de Vivienda y el de Agricultura, además del Ministro-Secretario General del Movimiento (miembro nato del gobierno, aunque sujeto también a la designación por parte del Caudillo). En el primer franquismo alcanzaron un 37,9 % de los ministerios y un 30,3 % de los altos cargos de la administración. Un ejemplo notable fue José Antonio Girón de Velasco, el ministro más joven (30 años) y uno de los que duró más en el gobierno (1941-1957). Otro nombre destacable fue José Luis Arrese.7? También hubo «aperturistas» procedentes de la familia azul, como quien finalmente llevó a cabo la transición democrática, Adolfo Suárez. Esa pluralidad se podía observar en las publicaciones afines: el diario El Alcázar (que, tras distintas orientaciones, desde 1968 expresó las opiniones de lo que se denominó el «búnker» —sector que aglutinaba a la derecha más extrema), el oficialista Diario Arriba y el más aperturista Diario Pueblo (cercano a los sindicatos verticales y dirigido por Emilio Romero).


Ejército

Los militares, completamente subordinados a Franco, tuvieron prestigio y poder político. Franco se rodeó siempre de colaboradores militares, algunos de ellos desde su época de la guerra de África (llamados «africanistas»). El más representativo históricamente fue el almirante Carrero Blanco, cercano a los «católicos», que llegó a sustituir al propio Franco al frente del Gobierno con el cargo de Presidente en 1973. Otro fue el general Agustín Muñoz Grandes, que dirigió la División Azul y era muy cercano a los «azules». Otros militares tenían simpatías monárquicas. En la primera época acaparaban buena parte del aparato del Estado: 42,8 % de los ministerios, 37,3 % de las subsecretarías y 27,8 % de las direcciones generales. Aparte de los tres ministerios militares para cada ejército (Tierra, Mar y Aire), les solía corresponder el de Gobernación.8?


Nacionalcatolicismo

Artículo principal: Nacionalcatolicismo


Valle de los Caídos, monumento franquista de carácter religioso en el cual yace Primo de Rivera.

Desde el comienzo del franquismo, la Asociación Católica Nacional de Propagandistas demostró mucha actividad, dirigida por los obispos y especialmente por la figura de Ángel Herrera Oria, que controlaba también la prensa católica (Diario Ya). Esta «familia» tenía una especial relación con el exterior, por su vinculación con la Santa Sede y las democracias cristianas europeas. Controlaban el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Educación. Un buen ejemplo fue Joaquín Ruiz-Giménez. La ACNdP también controló el sistema de represión franquista durante el final de la guerra y la posguerra en España: Los dos primeros ministros de Justicia (Tomás Domínguez y Esteban Bilbao) y el primer director general de prisiones de la Dictadura (Máximo Cuervo) fueron propagandistas.9?


A partir de 1957 accedieron al gobierno los ministros económicos (denominados «tecnócratas») procedentes del Opus Dei (congregación religiosa fundada por José María Escrivá de Balaguer), y protegidos por Luis Carrero Blanco: Mariano Navarro Rubio y Alberto Ullastres, responsables del Plan de Estabilización de 1959 y el desarrollismo posterior.


La renovación de la Iglesia católica en el Concilio Vaticano II propició un distanciamiento con el régimen español de una parte de la jerarquía eclesiástica, dirigida por el cardenal Vicente Enrique y Tarancón. Llegó a ser muy evidente en el conflicto con Antonio Añoveros Ataún, obispo de Bilbao.


Carlismo[editar]

Artículo principal: Carlismo

Los tradicionalistas o carlistas perdieron gran parte de su relevancia política en cuanto acabó la guerra. No obstante, mantuvieron ciertas cotas de poder. El área que se les confiaba era el Ministerio de Justicia y la presidencia de las Cortes. Ejemplo de ello fueron Esteban de Bilbao Eguía y Antonio Iturmendi Bañales, ambos ministros de justicia y presidentes de las Cortes Españolas.


Juanismo y juancarlismo[editar]

Los monárquicos, identificables con «derechas», y procedentes de la CEDA, el partido de José María Gil-Robles, que había contemporizado con la Segunda República. Su órgano de expresión era el periódico ABC, de la familia Luca de Tena. Sus relaciones con el régimen pasaron sucesivamente por acercamientos y distanciamientos (en contadas ocasiones, llegando a algún tipo de represión, como alguna censura periodística -llegando a ser secuestrada la edición en 1966- o el destierro de los que acudieron al llamado Contubernio de Múnich -1962-), al igual que la relación ambigua que mantuvieron el general Franco y el pretendiente a la corona, Juan de Borbón, que se mantuvo exiliado en Estoril, desde donde mantenía un consejo privado en el que se incluían personajes destacados de la dictadura, como José María Pemán o Pedro Sainz Rodríguez.10?


España se definió en las Leyes Fundamentales como un reino, pero Franco se negó a ceder la jefatura del Estado o designar sucesor como preveía la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (votada en referéndum en 1947, en un acto de legitimación de masas del franquismo), y mucho menos a un personaje en quien no confiaba, el conde de Barcelona (título medieval de soberanía, vinculado a la corona de España que usaba Juan de Borbón), a pesar de ser el heredero del rey anterior (Alfonso XIII).


Mientras tanto, su hijo Juan Carlos estaba siendo educado en España separado de su padre. Finalmente quien obtuvo la designación fue Juan Carlos, en 1969 y tras una prolongada espera, no sin signos inquietantes de que podía optarse por cualquier otro «príncipe de sangre real» (como Alfonso de Borbón Dampierre, primo de Juan Carlos, que contrajo matrimonio con Carmen Martínez-Bordiú Franco, nieta del dictador, y que reclamó simultáneamente sus derechos legítimos sobre el trono de Francia). En la enfermedad final de Franco, Juan Carlos, titulado príncipe de España, llegó a ocupar interinamente la jefatura del Estado en 1974, que le fue retirada como consecuencia de una transitoria mejoría del «Caudillo». En este contexto, se refirió al dictador como «figura decisiva históricamente y políticamente para España» o que «para mi es un ejemplo, día a día por su desempeño patriótico al servicio de España, y además tengo un afecto y admiración muy grande para él».11?


Además, hubo de jurar lealtad a los principios del Movimiento Nacional tanto en su designación como príncipe en 1969 como en su proclamación real tras la muerte de Franco en noviembre de 1975 mientras que en su primer discurso navideño habló de su «tristeza» ante la pérdida del «Generalísimo» y su «respeto y admiración» hacia él.12?Tras unos primeros meses en los que mantuvo una apariencia de continuismo, en julio de 1976 destituyó a Carlos Arias Navarro, presidente del Consejo de Ministros, ante su negativa a introducir reformas y fue sustituido por Adolfo Suárez, también procedente del aparato franquista pero favorable al restablecimiento de la democracia.



A retenir :

Épreuve le lundi 07.06 a 11:30 examenlce.parisnanterre
https://www.rtve.es/alacarta/videos/memoria-de-espana/memoria-espana-franco-franco-franco/1505495/
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